Debate en Diputados: ¿El discurso de Máximo Kirchner fue planificado o emocional?

Las definiciones del presidente del bloque Frente de Todos derivaron en una derrota para el Gobierno. Los motivos de sus críticas a la oposición y el impacto de no contar con la “ley de leyes” para la economía.

Debate en Diputados: ¿El discurso de Máximo Kirchner fue planificado o emocional?

 

Horas después de la ruidosa derrota del Gobierno en la Cámara baja -que tuvo hoy su bautismo de fuego con la nueva conformación- empiezan a surgir algunos datos clave de lo que pasó y, también, de lo que puede pasar a raíz del rechazo de la oposición al Presupuesto 2022.

De lo que pasó: en algunos sectores del oficialismo interpretan que lo ocurrido fue el resultado de horas de alta presión y no de una sagaz planificación política. Pero otros aseguran que hubo una decisión consciente de acortar un trámite que, con más lenta o rápida definición, iba a terminar en una derrota inevitable ante una oposición decidida a bloquear el Presupuesto.

De lo que pasará: con la prórroga del último presupuesto, el presidente Alberto Fernández tendrá más “libertades” para gastar, pero también limitaciones económicas, por el fin de las facultades delegadas -que le permitía a tiro de decreto aumentar retenciones- y de índole política, por no haber podido cumplir las promesas de obras y fondos que les había hecho a los gobernadores para asegurarse los votos.

El discurso de la discordia

En la Cámara de Diputados eran las 10 de la mañana y el tumultuoso y extenso debate parecía encaminarse a una parada en boxes para que el abollado proyecto de Presupuesto tuviera una reparación rápida y, así, volver al recinto para su debate. Ese era el acuerdo que, con paciente y trabajoso cuidado habían llegado los operadores del Frente de Todos y un sector de la oposición. No se puede hablar de palomas ya, porque esa definición ornitológica quedó atrás en el tiempo.

Los menos duros de Juntos por el Cambio -los más experimentados del PRO y los radicales viejos y los nuevos- y los ocho del Interbloque Federal -cordobeses, santafesinos y bonaerenses- habían aceptado la bisectriz parlamentaria para evitar que el naufragio legislativo del gobierno pudiera salpicar, también, a la oposición. Por eso sorprendió tanto, a los propios y a los otros, el discurso rupturista, casi incendiario, del presidente del bloque mayoritario, el Frente de Todos. Máximo Kirchner, según confiaban algunos de los protagonistas de la larga jornada de la derrota oficial, no pareció actuar con la estrategia de tirar del mantel con la mesa servida y los comensales sentados.

“No fue planificado. Y nadie esperaba ese discurso”, reconoció a Infobae una calificada fuente que estuvo en la Cámara de Diputados desde que se llamó a sesión hasta que terminaron los discursos.

El pedido de “votar para terminar el show” cayó pésimo entre los interlocutores que hasta pocas horas habían negociado el pase a Comisión del Presupuesto para volver a debatirlo. Peor aún la siguiente definición, que fue tomada de modo personal, por varios de los apuntados:

“Me llama poderosamente la atención el comportamiento que están teniendo un ex vicejefe de Gobierno, una ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, un ex ministro del Interior y el ex presidente de esta Cámara ante una situación gravísima en la que dejaron este país cuando lo endeudaron en 44 mil millones de dólares”, aseguró Kirchner. El mensaje tenía como destinatarios a Diego Santilli, María Eugenia Vidal, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, que estaban sentados a metros de él.

Sin embargo, en el entorno de Máximo Kirchner la mirada era otra. Hablaban de que el discurso tuvo una motivación clara: exponer a los “responsables” de no votar el Presupuesto y de llamarlos a la reflexión. Son dirigentes que, al haber tenido cargos ejecutivos, tienen conocimiento y dimensión política de lo que implica no contar con un Presupuesto. También, el objetivo fue adelantar una “agonía” parlamentaria que tendría, de todos modos, el mismo final: el rechazo de la oposición y la intención de dejar al Gobierno sin la ley de leyes de la economía.

Recordaban que durante la campaña habían expresado la intención de bloquear la marcha del Gobierno y que esta era la primera y principal prueba donde iban a mostrarlo. De hecho, en los grupos de WhatsApp de los seguidores del titular de la bancada se compartía un tuit de María Eugenia Vidal que decía “Cuando nos votaron el 14 de noviembre, fue para que podamos ponerle un freno al kirchnerismo. Hoy lo hicimos”. Y también resaltaban un dato político: la elección de la presidencia del radicalismo.

Las consecuencias de la derrota

Más allá de lo que disparó el fracaso de la sesión, el presidente Alberto Fernández tendrá que lidiar todo el año que viene con las consecuencias de esa decisión. Además de la inevitable complicación de la negociación con el Fondo Monetario, el primer mandatario no podrá modificar los porcentajes de retenciones sin pasar antes por el Congreso Nacional, una situación que le impondrá límites tanto en su relación con el campo y las organizaciones agrarias como en su lucha contra la inflación, debido a que los alimentos tienen un peso específico enorme para la definición del costo de vida.

Pero la otra consecuencia, más política, será la frustración de los gobernadores que habían ido a la Cámara a negociar por el apoyo al Presupuesto diversos beneficios impositivos, aumentos de recursos coparticipables -el transporte fue un tema de conversación entre la Casa Rosada, Diputados y los mandatarios- y obras de infraestructuras que son vitales para la imagen de las administraciones provinciales.

Sobre todo porque hay tres provincias que pueden ser vitales para romper la paridad en la que quedó el recinto: Río Negro, Misiones y Neuquén.

Las palabras de Máximo Kirchner

Una hora después del flamígero mensaje desde su banca, Máximo Kirchner explicaba los motivos de su discurso: “No agredí ni agravié a nadie. Yo sólo marqué la importancia de los dirigentes que había dentro del bloque opositor, que tenían que comportarse con responsabilidad democrática y no dejar sin presupuesto no sólo frente a la negociación con el FMI sino también en medio de una pandemia”.

“Cristina lo dijo muy bien en Tecnópolis. Dijo que “no se olviden que son los que nos dejaron sin presupuesto en 2010″ y lo volvieron a hacer ahora. Sería bueno revisar cuántas veces, desde el 83 a la fecha un gobierno se quedó sin presupuesto”, manifestó en una entrevista con C5N.

Y, al ser consultado sobre el tono de su discurso, el presidente del bloque del Frente de Todos respondió: “Acá el problema es que tal vez quieran a alguien que dé la patita y haga el muertito y yo no voy a dar la patita ni voy a hacer el muertito ni que me domestiquen. Discutir seriamente, todo”.

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