Reuniones no reportadas, otro escollo para Castillo en medio del proceso de destitución

Sin embargo, su abogada aclaró que el “Congreso no puede interpelar a un presidente”, porque los ministros responden a él.

Reuniones no reportadas, otro escollo para Castillo en medio del proceso de destitución

 

El descubrimiento de que el presidente de Perú, Pedro Castillo, sostenía reuniones que no reportaba, complicó esta semana aún más la situación del mandatario, pese a que en el Congreso sigue sin haber el número de votos necesario para destituirlo.

“Lo que parecía lejano, muy lejano, ahora parece cercano”, resumió la influyente periodista y abogada Rosa María Palacios, ya que todo indica que, con la nueva denuncia, la oposición más dura sí obtendrá los 52 votos que necesita para continuar con el proceso de vacancia.

El nuevo episodio comenzó cuando el programa de televisión Cuarto Poder documentó el domingo que Castillo tuvo varias reuniones en la casa en que pernocta. Empresarios, políticos y diversas personas más estuvieron entre los visitantes.

El Presidente recibió, por ejemplo, a la empresaria Karelin López, ligada a un consorcio que horas después ganó una licitación por el equivalente a 64 millones de dólares. Otro visitante, Marco Antonio Villaverde, es objeto de investigaciones fiscales por supuesto lavado de activos.

La agitada política peruana, que no da tregua desde que Castillo ganó las elecciones en junio, se recalentó una vez más. La Procuraduría y la Contraloría iniciaron pesquisas y múltiples voces pidieron que la Fiscalía también lo haga.

Para la oposición más dura, representada en los partidos de derecha Fuerza Popular (FP), Avanza País y Renovación Popular (RP), se trata de una nueva demostración de que Castillo adolece de “incapacidad moral permanente” y por tanto debe ser echado.

Y las críticas no solo llegaron de la otra vereda: Perú Libre (PL), el partido marxista leninista que llevó a Castillo al poder, anunció una asamblea para estudiar la situación, mientras que su aliado Juntos por Perú (JP), también de izquierda, mantuvo el respaldo pero exigió explicaciones.

El mandatario, que siempre vivió en su rancho campesino en los Andes, se niega a vivir en el Palacio de Gobierno. Incluso al principio no quería despachar allí. Por eso, estableció su residencia en la casa de un amigo en Breña, distrito céntrico limeño de clase media-baja mayoritariamente.

Una casa particular, un vecindario corriente y drásticas medidas de seguridad le dificultan a la prensa enterarse de quién llega. Por ley, un presidente debe informar con quién se reúne, y Castillo lo omitió por considerar, según dice, que eran asuntos privados.

“Las reuniones oficiales únicamente se realizan en Palacio. En mi domicilio solo he recibido visitas de carácter personal. Por tanto, rechazo enérgicamente haber tenido algún tipo de participación en actos irregulares que hayan favorecido a algún interés en particular”, dijo el jefe de Estado.

“Los actos de un Presidente no admiten dudas y, le guste o no (a Castillo), tenemos que saber con quién despacha, con quién conversa y hasta con quién juerguea (hace fiestas)”, comentó a la prensa local la analista Maritza Espinoza, una dura crítica del intento de destitución, o vacancia, y de quienes lo impulsan.

“Es lamentable que se hayan dado esas reuniones, pero, por otro lado, nunca vi a la prensa con esa minuciosidad cuando (el entonces presidente) Pedro Pablo Kuczynski despachaba en su casa”, agregó la historiadora Cecilia Méndez, en alusión al activo papel de oposición que ejerce la mayoría de los medios tradicionales.

La denuncia se presentó en pleno proceso de vacancia. El primer resultado concreto es que varios parlamentarios de partidos de centroderecha que habían anunciado que no apoyarían la continuidad del proceso, cambiaron de posición y ahora sí lo harán.

Así, Castillo podría ser forzado, según creen los congresistas, a acudir al Legislativo a dar explicaciones, lo que de por sí sería un golpe político, al margen de que después no logren los 87 votos para la destitución.

La abogada Palacios considera, sin embargo, que los “inexpertos” congresistas están errados. Por Constitución, dice, el Congreso no puede interpelar a un Presidente, porque a nombre de éste responden los ministros. Así, el mandatario podría enviar a un representante o simplemente ignorar el llamado.

Varios expertos, consideran que la oposición maneja mal el proceso, porque hace de la figura de la vacancia un asunto normal, cuando es en realidad un mecanismo extraordinario.

La oposición “prefiere el camino fácil de la distorsión constitucional”, señalo el ex Defensor del Pueblo Walter Albán.

Aun así, Palacios piensa que los que promueven la destitución tienen fuerza para hacer las cosas a su manera, por lo que considera que Castillo será detistuido tarde o temprano. Además, señala, él lo está facilitando con sus errores.

En ese hipotético escenario, indica Palacios, podría haber una respuesta en las calles, porque, aunque el respaldo popular para Castillo sea pobre, “mientras ellos (FP, Avanza País y RP) pretendan la vacancia, la vacancia seguirá siendo impopular”.

Los tres partidos situados ideológicamente más a la derecha le declararon la guerra al “comunista” Castillo desde que le ganó en segunda vuelta a Keiko Fujimori, de FP. El portal IDL Reporteros documentó que RP estuvo atrás de la marcha provacancia del pasado fin de semana, que ha sido la mayor con unos 8.000 asistentes.

La popularidad de Castillo sigue en picada. Según una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos, de octubre a noviembre cayó de 35 a 25%, mientras la desaprobación trepó a 65%. En Lima, apenas lo respalda 16%.

Pero al Congreso le va peor: 21% de aprobación y 75% de desaprobación. La bancada de FP, con 71%, es la más rechazada. Los peruanos se resisten a Castillo, pero no se sienten representados en sus enemigos para expresar ese rechazo.

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