Las mujeres jóvenes registran la mayor tasa de desocupación en América Latina y el Caribe

La Cepal informó que entre el cuarto trimestre de 2019 y el primero de 2020, se observó un aumento en la participación laboral de las mujeres jóvenes, pero en el segundo trimestre del 2020 se revirtió la tendencia que continuó en 2022.

Las mujeres jóvenes registran la mayor tasa de desocupación en América Latina y el Caribe

 

La participación laboral de las mujeres jóvenes en la región mantiene una tendencia a la baja desde el segundo trimestre de 2020, pese a que entre el último trimestre del 2019 y el primero del 2020 marcaba un nivel mayor al de los varones jóvenes, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Entre el cuarto trimestre de 2019 y el primero de 2020, se observó un aumento en la participación laboral de las mujeres jóvenes, pero tras las medidas sanitarias que comenzaron en el segundo trimestre del 2020 se revirtió la tendencia que continuó en 2022, según un informe de la Cepal.

“En el cuarto trimestre de 2019 las mujeres jóvenes registraban tasas de participación mayores a las de sus pares varones” mientras que al término del primer trimestre del 2022 “no ha alcanzado todavía los valores precrisis”, sostiene el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)

Entre el primero y el segundo trimestre de 2020 la tasa de desocupación de las mujeres jóvenes creció en 4,6 puntos porcentuales, al pasar del 23,4% al 28,5% y a su vez, alcanzó la a brecha más importante de los últimos 5 años con una tasa de desocupación de 5,8 puntos porcentuales, más alta que sus pares varones.

La pandemia de Covid y las medidas de confinamiento impactaron sobre el nivel de empleo al igual que en las expectativas sobre encontrar trabajo, lo que derivó en una caída en la tasa de participación laboral en la población joven, directamente en las jóvenes.

Los datos del informe revelan que en 2021 se aprecian niveles de la tasa de desempleo juvenil inferiores a los observados en 2019 aunque, “existen diferencias por género en la evolución del desempleo juvenil”, cita el informe. La tasa de actividad de mujeres jóvenes, en comparación con los resultados del primer trimestre y el segundo trimestre de 2021 obtiene una diferencia negativa de 2,31 puntos porcentuales, lo que visualiza una disminución de las mujeres jóvenes en condición de actividad laboral.

A su vez, la tasa de empleo de mujeres jóvenes obtiene una diferencia negativa de 1 punto porcentual, lo que refleja una disminución de empleo en las mujeres jóvenes para dicho período.

Por lo que, en el sector del empleo joven, las mujeres de 18 a 25 años se situaron por debajo de sus pares varones en el cuatro trimestre del año pasado, y no lograron recuperar los niveles previos a la pandemia.

En el informe “los impactos sociodemográficos de la pandemia”; la Cepal indicó que “la tasa de participación laboral de las mujeres experimentó un retroceso de 18 años debido a la crisis, al disminuir del 51,8% en 2019 al 47,7% en 2020, mientras que en el caso de los hombres pasó del 75,5% al 70,8% en el mismo período”.

Al tomar mujeres sin distinción de edad indicó que para este año “se estima que la tasa de participación de las mujeres se habría incrementado hasta el 51,3%, cifra similar a la que se registró en 2018” lo que “representa un retroceso de cuatro años, que deja todavía a una de cada dos mujeres en edad de trabajar fuera del mercado laboral”.

Por su parte, el economista Pablo Ernesto Pérez, director del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (perteneciente al Conicet) señaló que la brecha en las tasas de actividad entre jóvenes varones y mujeres debe buscarse en “la división sexual del trabajo”.

El investigador, en diálogo con Télam, dijo que esta repartición conduce a “preparar a los jóvenes para ejercer un trabajo productivo, mientras que gran parte de las jóvenes son educadas para asumir el trabajo doméstico o de la reproducción”.

Esta situación no solo “reproduce estereotipos y desigualdades de género”, evidenciando “la distribución inequitativa” entre trabajo productivo y reproductivo sino que, además, disminuye las posibilidades de desarrollo profesional de las jóvenes.

“En la pandemia esta situación quedó demostrada porque jóvenes mujeres se retiraron del mercado de trabajo para desarrollar actividades en el hogar (principalmente cuidado de hijos y/o hermanos), sin posibilidades de desarrollar actividades educativas en ese contexto” concluye.

En ese sentido la Organización Internacional del Trabajo sostuvo que las mujeres de 18 a 24 años que conviven con menores de 14 años y/o con mayores de 65 años “triplican las chances de estar entre las que no estudian ni trabajan en relación con las mujeres que no conviven con esos grupos poblacionales”.

En Argentina, el Gobierno nacional impulsa el empleo joven a través de programas como Potenciar Trabajo, Te Sumo, Progresar Trabajo y Argentina Programa.

Potenciar Trabajo busca mejorar el empleo y generar nuevas propuestas productivas para personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad social y económica.

El programa Te Sumo fomenta la inserción laboral de jóvenes de 18 a 24 años en Pymes; Progresar dispone una ayuda económica a los jóvenes de entre 18 y 24 años con el objetivo de que puedan capacitarse y Argentina Programa capacita gratuitamente en programación, con certificación de la Cámara Argentina de la Industria de Software (Cessi).

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