Claudia Sheinbaum se convertirá en la primera presidenta de México
La nueva abanderada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) este martes dará inicio a su gobierno y cuenta con viento de cola: alta aprobación de su predecesor, mayoría calificada en el Congreso y economía estable.
Ya está todo listo para la investidura de Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa de México y sucesora del mandatario saliente Andrés Manuel López Obrador. Este martes primero de octubre la nueva abanderada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) dará inicio a su gobierno, que se extenderá por seis años hasta el 2030.
Sheinbaum fue electa en las elecciones federales celebradas este 2 de junio, en las que se impuso de manera holgada con casi el 60 por ciento de los votos, aventajando por 32 puntos a la coalición conservadora formada por los partidos PRI, PAN y PRD.
La ceremonia
La toma de protesta del ejecutivo federal, como se llama en México a la asunción presidencial, será la primera que tendrá como protagonista a una mujer electa para desempeñar la más alta función pública en los Estados Unidos Mexicanos.
La ceremonia se realizará en el Congreso de la Unión a partir del mediodía de Argentina y será transmitida por redes sociales. El acto contará con un protocolo que incluye la lectura del bando de proclamación oficial, la intervención de un legislador de cada grupo parlamentario, un mensaje de la presidenta de la Cámara de Diputados y la toma de juramento.
El acto protocolar continuará con la entrega de la banda presidencial. Ésta pasará de manos del presidente en ejercicio a la senadora oficialista Ifigenia Martínez, una destacada lideresa de 94 años que preside la Cámara de Diputados y que en 1989 fue cofundadora del PRD, el partido otrora progresista en que supo militar López Obrador. Será Martínez la encargada de colocar la banda en los hombros de Sheinbaum, tras lo que se pasará a entonar el himno.
Por último tendrá lugar la primera alocución presidencial oficial, que se realizará en el mismo Palacio Legislativo de San Lázaro, en donde se espera que Sheinbaum adelante algunas pistas y prioridades de su mandato. Además, se prevé que en la tarde se dé un baño de masas en el tradicional Zócalo de la Ciudad de México, capital que gobernó hasta el comienzo de la campaña.
Las invitaciones
La ceremonia oficial contará con la participación de más de mil invitados e invitadas de al menos 106 países, entre ellos 16 jefes de Estado, así como de 22 organismos internacionales. Del escenario latinoamericano y caribeño destaca la presencia de mandatarios de signo progresista y de izquierda, como Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Gustavo Petro de Colombia, Luis Arce de Bolivia, Gabriel Boric de Chile, Miguel Díaz-Canel de Cuba, Xiomara Castro de Honduras y Bernardo Arévalo de Guatemala. No se ha confirmado de momento si Nicolás Maduro asistirá a la ceremonia, aunque podría llegar a representarlo Rander Peña Ramírez, Viceministro para América Latina de la Cancillería venezolana que se encuentra en el país.
Del espectro conservador, menos representado, estarán presentes Santiago Peña, presidente de Paraguay y Luis Abinader, su homólogo de la República Dominicana. De la región destacan dos ausentes con premeditación. La presidenta de facto de Perú Dina Boluarte no fue invitada, dado que en 2023 el Congreso peruano declaró persona non grata a López Obrador. Esto a cuenta de que el presidente mexicano calificó a Boluarte de “usurpadora” tras la destitución de Pedro Castillo.
Tampoco fue convidado Daniel Noboa, presidente de Ecuador, país con el que México rompió relaciones tras el asalto de su embajada en Quito en abril de este año. Dicho asalto, inédito en la diplomacia regional, motivó una amarga disputa que aún se tramita en los tribunales internacionales. Tampoco serán de la partida ni Javier Milei ni Nayib Bukele, muy distantes de la política y la geopolítica mexicanas.
Pero la relación más destemplada en estos días fue la sostenida entre México y España. El gobierno de López Obrador decidió no invitar al rey Felipe VI, lo que motivó que Pedro Sánchez, presidente del Estado español, declinara su participación. El origen del diferendo está en una carta que el presidente mexicano envío al Palacio de la Zarzuela en marzo de 2019. La misiva en cuestión pedía al borbón que asumiera la responsabilidad del Estado español por los crímenes de la Conquista y la Colonia para proceder así a una “reconciliación histórica”, pero nunca fue respondida por el monarca. A este motivo, formalmente invocado, debemos sumar la reiterada violación de los protocolos por parte del monarca en ceremonias de investidura como las de Chile, República Dominicana y Colombia.
En relación a otras figuras del escenario internacional, fue confirmada la ausencia de Vladimir Putin, aunque Rusia mandará en su lugar a otros representantes. Lo mismo sucede con Estados Unidos, principal vecino y socio comercial del país, que pese a la ausencia de Joe Biden enviará una nutrida delegación encabezada por la primera dama Jill Biden.
El “segundo piso”
El objetivo declarado de Sheinbaum es construir el “segundo piso de la Cuarta Transformación”, como se conoce al proceso de cambio iniciado en 2018.
En relación a las características del nuevo gobierno se perciben claros signos de continuidad, como se desprende de la definición de varios nombres del gabinete ampliado, incluyendo a los titulares de secretarías clave como Defensa, Economía, Relaciones Exteriores, Trabajo, Gobernación y Seguridad, aunque algunas de estas designaciones lleven el inconfundible sello personal de la mandataria entrante.
La misma continuidad se dará en términos de estrategia comunicacional: Sheinbaum confirmó que se mantendrán las célebres “mañaneras”, las conferencias matutinas presidenciales que López Obrador sostuvo todo el sexenio y que fueron claves para instalar y sostener la agenda gubernamental frente a una prensa corporativa muy concentrada.
En simultáneo, Morena acaba de elegir a sus nuevas autoridades partidarias. Ante al anunciado retiro de su fundador, el “partido-movimiento” será presidido en lo sucesivo por Luisa Alcalde, la joven Secretaria de Gobernación. La gran sorpresa, no carente de especulaciones, fue la elección de Andrés Manuel López Beltrán, hijo de López Obrador, como Secretario de Organización del espacio.
De cara a los próximos años la presidenta cuenta con viento de cola: al alto nivel de aprobación de su predecesor, a la mayoría calificada que tendrá en ambas cámaras y a una macro-economía estable, se suma la reciente aprobación de una ambiciosa reforma del poder judicial que garantizará, entre otros avances, la elección popular de jueces y magistrados. Poder que supo obstaculizar, en el último sexenio, muchas de las reformas progresivas presentadas por el ejecutivo.
Como gran materia pendiente quedan los rubros de seguridad y violencia, como se desprende de una serie de indicadores que pese a mostrar leves mejorías están lejos de resultar satisfactorios para un gobierno progresista. Los hechos aún no esclarecidos que rodearon el secuestro y desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa hace exactamente una década, en una trama que conectó a las fuerzas de seguridad, las autoridades locales y las economías ilícitas, dan cuenta de la magnitud del desafío.