Trump agitó la Asamblea de la ONU con un discurso desafiante: críticas a la ONU, cuestionamientos a Europa y choques con Lula
El presidente de Estados Unidos defendió su gestión, apuntó contra el multilateralismo, criticó la inmigración y exigió la liberación de rehenes en Gaza. Su intervención estuvo marcada por frases polémicas y un encuentro incómodo con Lula da Silva.
En un discurso de casi una hora ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Donald Trump volvió a sacudir el escenario internacional con un mensaje cargado de autoproclamados logros y fuertes críticas a la ONU, a sus aliados europeos y a los países que reconocieron al Estado palestino. Bajo la mirada de más de 150 líderes mundiales, el mandatario buscó mostrar el poderío de su segundo mandato y reforzar su agenda “America First”.
Desde el inicio, Trump adoptó un tono desafiante. Se jactó de que la economía estadounidense es “más grande y mejor que nunca” y bromeó con problemas técnicos en el teleprompter, asegurando que “lo único que obtuve de la ONU fue una mala escalera y un mal teleprompter”. Sus palabras reflejaron el mismo estilo confrontativo con el que, en los últimos meses, redujo los aportes financieros de Washington a la organización, se retiró de la OMS y del Consejo de Derechos Humanos, y revisó la participación estadounidense en decenas de organismos multilaterales.
De acuerdo con La Nación, uno de los ejes centrales de su discurso fue la migración. Trump acusó a la ONU de destinar millones de dólares a apoyar a migrantes que ingresaron irregularmente a su país y defendió sus políticas de detención y deportación, a las que calificó como “actos humanitarios que salvaron vidas”. También lanzó advertencias a Europa, a la que describió como víctima de una “invasión de inmigrantes ilegales” y pronosticó que, de no cambiar de rumbo, sus países “van a ir al infierno”.
Otro punto fuerte fueron las operaciones militares y de seguridad. El presidente defendió ataques contra embarcaciones en el Caribe y contra Venezuela, prometió que todo “narcoterrorista” sería “destruido por el poder supremo de Estados Unidos” y acusó directamente a Nicolás Maduro y al grupo Tren de Aragua. Asimismo, reclamó la liberación inmediata de los rehenes en Gaza y cuestionó a los países europeos que en los últimos días reconocieron al Estado palestino, a los que acusó de “premiar atrocidades”.
Sobre Ucrania, Trump insistió en que la guerra nunca habría ocurrido bajo su mandato y denunció que Europa financia a Rusia al seguir comprando su energía. Prometió una nueva ronda de aranceles “muy fuerte” contra Moscú si no se avanza hacia un alto el fuego y señaló a China e India como “financiadores de la guerra”. En paralelo, reveló detalles de la “Operación Midnight Hammer”, en la que aseguró que Estados Unidos destruyó instalaciones nucleares iraníes y eliminó comandantes militares clave.
El discurso también dejó lugar a gestos particulares. En un pasaje relató un breve saludo con Lula da Silva que describió como “39 segundos de química excelente”, aunque las imágenes mostraron incomodidad del mandatario brasileño, en medio de tensiones comerciales y judiciales por la condena de Jair Bolsonaro.
Finalmente, Trump dedicó varios pasajes a cuestionar las políticas de energía verde y el cambio climático, al que calificó de “el mayor engaño perpetrado contra el mundo”. Según él, insistir en esta agenda solo condena a los países al fracaso económico.
El mensaje de Trump, que combinó autocomplacencia, ataques al multilateralismo y promesas de mayor poderío militar, dejó claro que su segundo mandato continuará marcado por una diplomacia agresiva y una redefinición del rol de Estados Unidos en la escena global.